A poco más de 100 días de Gobierno del presidente Pedro Castillo, no hay frase más acertada para describir la ineficiente gestión del actual mandatario. Se percibe una alarmante falta de claridad en sus objetivos, pero, sobre todo, la falta de un rumbo definido. Esto se ha visto reflejado en los dos gabinetes juramentados, en los que el nombramiento de personas poco idóneas para el cargo, ha sido una innegable constante.
Se nombró de ministros a personajes cuestionados por sus declaraciones filosenderistas, y vínculos con agrupaciones terroristas, como: Iber Maraví, Héctor Béjar, Guido Bellido y Carlos Gallardo. Se nombró a señores que renunciaron por sus propios actos, tales como el ministro Béjar y el ministro Barranzuela, quien a escasos días de su nombramiento violó sus propias reglas en materia sanitaria no durando ni un mes en el cargo.
Peor aún es ver esta carencia de rumbo reflejada en la economía de los peruanos. Luego de la demora del Gobierno en nombrar al ministro de Economía el dólar registró su mayor alza diaria histórica (3,3%), al pasar de S/3,92 a S/4,05. Poco tiempo después, tras el anuncio de una posible expropiación de Camisea, el tipo de cambio subió hasta S/4,14, máximo nivel del cual se tenga registro. Y ¿Quiénes pagan el costo de esta evidente falta de rumbo del Gobierno? ¡El pueblo!
En estos 100 días ha quedado demostrada la incapacidad del Ejecutivo para implementar medidas que contrarresten el desempleo y la pobreza; que mejoren los servicios públicos. No se ha dictado ni una sola medida de lucha contra la corrupción, la cual le cuesta a los peruanos alrededor de 20 mil millones de dólares al año (3% del PBI).
Tampoco hemos escuchado una sola medida para optimizar la eficiencia del gasto público en los tres niveles de gobierno; ni para impulsar la inversión en el sector minero aprovechando el alto precio de los minerales en el mercado internacional; ni una sola medida para que los recursos del canon sean destinados a proyectos de alta rentabilidad social; ni una sola medida para incentivar la generación de riqueza, creando puestos de trabajo que permitan a más gente satisfacer sus necesidades por sus propios medios; ni una sola medida de ampliación de la base tributaria, por el contrario, el facilismo les ha hecho elevar la presión fiscal para quienes ya pagan impuestos.
En Educación, ni una sola acción para la rehabilitación de los colegios. Actualmente 21 mil de ellos no cuenta con agua potable, y 14% usa agua de acequia.
Como si todo esto fuera poco, se ordena el ascenso irregular de altos mandos, infringiendo procedimientos del Ejército Peruano.
Seguimos contando…
Gobierno hasta el 100.
