Feminismo de izquierda y su doble estándar

“El problema de la mujer no pasa por hacerla depositaria de lástima… Hay que reconocerle sus derechos (…)”. Puntualiza el fundador del partido de gobierno, Vladimir Cerrón en su red social.


Interesante planteamiento de varias aristas. Para comenzar, organismos internacionales como la ONU y la OEA promueven decididamente la consigna feminista del espacio público “50-50 (paridad)” para hombres y mujeres. Sin embargo, no es atribuible a la ley o al derecho, el hecho de que la mujer no iguale laboralmente al hombre. Recordemos que nuestra Constitución consagra en su Art 2°, como precepto fundamental la “Igualdad ante la ley”. De manera que discriminar a alguien por su sexo, está expresamente prohibido.


Este problema de falta de igualdad –si es que es realmente un problema- es más bien atribuible a la propia libertad, la naturaleza, creencias y cultura de la mujer, quien a cierta edad resuelve a favor de su maternidad, antes que, o en simultáneo con su actuación en el mercado laboral. Así tenemos que, según el INEI, a mayo de 2021, 8 millones 664 mil mujeres son madres en el Perú. Y de otro lado, la proporción de mujeres que integra la población económicamente activa (PEA) en el Perú llega al 44.3%. Esto ocasiona otra “inequidad” subsecuente, que corre en paralelo a la promoción de la mujer y es que la igualdad laboral entre hombres y mujeres origina que “En Lima metropolitana, las mujeres dedican semanalmente 17.3 horas más a trabajos no remunerados que los varones”. (Encuesta de Centrum Católica).


El enfoque de género pretende solucionar esta última evidencia con talleres de “nuevas masculinidades”, cuando más bien debería evaluarse el valor de la complementariedad intrafamiliar, el liderazgo masculino tan venido a menos, y un enfoque de bienestar en las familias. El enfoque de género que aclama paridad porque sí, no contempla los múltiples efectos que, en la familia, este enfoque ideológic, produce. Sin dejar de mencionar su escaso aporte efectivo en la lucha contra la violencia, al ignorar las verdaderas causas de la misma.


Una prueba de cuánto rechaza nuestra sociedad la violencia es la tendencia viral desatada a raíz de las declaraciones de la congresista de Avanza País, quien fuera presuntamente vejada por un dicho del premier Bellido. Lo irónico es que las voces más autorizadas y mediáticas del feminismo y el enfoque de género hicieron silencio, mientras que la mayoría de mujeres reprochando el suceso fueron mujeres no ligadas a la izquierda.


Concluyo: las feministas de izquierda solo se indignan si la mujer agredida es alguien que piensa como ellas. Deberían dejar su sesgo ideológico, en virtud precisamente de aquella igualdad que tanto dicen defender.

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Columnista - Autor
Alejandro Muñante Barrios

Congresista de la República. Defensor a ultranza de la vida, la familia, la patria y la libertad. Somos #BancadaCeleste

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