Lo acontecido en el vecino país del Ecuador hace pocos días, no está lejos de ser una realidad en el Perú, si es que no se hace algo realmente relevante contra la creciente inseguridad ciudadana. Hace ya varios meses vengo solicitando desde mi despacho parlamentario a la presidente Boluarte, convocar con carácter de urgencia a un Consejo de Estado, a fin de trazar una hoja de ruta para combatir eficazmente la delincuencia, pero hasta el momento lamentablemente, no recibo respuesta.
Mientras tanto, la inseguridad es tal, que ni siquiera el hijo de la misma presidente, ni el personal que lo custodiaba han estado exentos de ser víctimas de robo.
Y es que, no podemos seguir disparando cada quien por su lado sin que exista un consenso unánime entre todas las autoridades del Estado. Necesitamos un Plan de Seguridad Nacional que incluya por lo menos las siguientes condiciones: i) Que los Fiscales y jueces respalden el trabajo de la Policía Nacional, y por tanto no liberen a los delincuentes, ii) Que las leyes que aprueba el Congreso, cuenten con el presupuesto y capacidad de ejecución necesaria por parte del Poder Ejecutivo, iii) Que las leyes tales como la expulsión de extranjeros que tengan sentencia suspendida, no sean observadas por la presidente, entorpeciendo así la lucha contra la inseguridad ciudadana, metiéndonos cabe entre nosotros mismos, iv) Un sistema de justicia independiente, célere, que vele por los derechos de las víctimas antes que de los criminales, v) Una justicia que permita la renovación necesaria de cuadros, que incorpore a los mejores, evitando la burocracia y el atornillamiento en los cargos, vi) Funciones institucionales claramente diferenciadas con metas a corto, mediano y largo plazo, vii) Planes operativos que abarquen no solamente la vigilancia en las calles, sino la captura de los requisitoriados en sus propios domicilios, como ya se hace en El Salvador.
Es indispensable la unidad de criterio a nivel de todos los poderes del Estado en el objetivo común de luchar contra la criminalidad organizada que amenaza día a día nuestra integridad. Por ello, seguiré insistiendo en que el Gobierno se tome más en serio esta tarea, y trace una hoja de ruta de trabajo conjunto, de sinergia nacional, porque no hay otra alternativa. No queremos lamentar en un futuro, el terror que vive hoy nuestro hermano país de Ecuador.
Avisados estamos.
