El pasado sábado 11 de marzo, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, se reunió con miembros de varios grupos parlamentarios a fin de coordinar acciones conjuntas para enfrentar el caos ocasionado por el fenómeno climatológico del ciclón Yacu, que ha venido afectando varias regiones del Perú.
Ante la inclemencia del clima, desde el Congreso de la República, decidimos adelantar la semana de representación con el objetivo de que los parlamentarios viajen a sus regiones para verificar in situ el daño que dejó como consecuencia este desastre natural. Es preciso recalcar que, si bien los congresistas no hacemos obras, sí es parte de nuestras funciones: representar y fiscalizar a las autoridades, entre ellas, los ministros y alcaldes; a efectos de que actúen oportunamente, no solo en la mitigación sino desde la prevención.
Así que, en mi calidad de congresista y vicepresidente de la Comisión Especial Covid y Prevención de Riesgos de Desastres del Congreso, he venido visitando varias poblaciones damnificadas, entre ellas, el naciente distrito de Alto Trujillo (situado en la región La Libertad), recientemente creado por Ley 31644, comprometiendo a las autoridades locales a trabajar en beneficio de los más vulnerables por el adverso clima.
Pero además, considerando tanta necesidad, no podíamos dejar de contribuir activamente no solo desde las funciones congresales, sino como ciudadanos en general, siendo impulsores de la Campaña: «Seamos Uno», la cual fue una cruzada de solidaridad para donar desde el Congreso, y también recibir donativos voluntarios en la Plaza Bolívar, hasta el viernes 17 de marzo, convirtiendo el lugar en un centro de acopio de alimentos y productos de primera necesidad para nuestros conciudadanos que hoy sufren los estragos del Ciclón Yacu.
Esta campaña nos trajo mucha satisfacción, y también nos valió algunas críticas de la prensa alternativa, de influencers de redes sociales, y hasta de una congresista. En nuestra defensa diremos que es muy fácil criticar toda buena acción, dependiendo de si quien la hace es «mi enemigo político» o no. Partiendo de este sesgo, es más fácil demandar que ayudar, criticar en vez de cooperar. Nosotros hemos decidido ser proactivos por convicción. Ahora mismo, salimos rumbo a Jicamarca para seguir auxiliando a nuestros hermanos peruanos.
La solidaridad no avergüenza a nadie. La falta de ella, sí. Más acción, menos palabras.