En estos 100 días el Gobierno ha demostrado no solamente que no tiene claro sus objetivos, sino que carece de rumbo. Ha presentado dos Gabinetes y en ambos, la carencia de rumbo se ha visto reflejada en la falta de capacidad para nombrar personas idóneas.
Ha nombrado como ministros a personajes cuestionados por sus declaraciones filosenderistas y sus vínculos con agrupaciones terroristas, como los señores Iber Maraví, Héctor Béjar, Guido Bellido y Carlos Gallardo.
Ha nombrado ministros que abandonaron el cargo por sus propios actos como el ministro Béjar y el ministro Barranzuela, quien violó sus propias disposiciones en materia sanitaria sin haber llegado al mes de su nombramiento. Esta carencia de rumbo se ha reflejado también en la economía de los peruanos.
El dólar registró su mayor alza diaria histórica (3,3%), al pasar de S/3,92 a S/4,05 luego de la demora del Gobierno en nombrar al ministro de Economía. Luego, tras el anuncio de una posible expropiación de Camisea, el tipo de cambio subió hasta S/4,14, el máximo nivel del cual se tenga registro.
¿Quiénes pagan el costo de la falta de rumbo del Gobierno? El pueblo.Durante estos 100 días lo que ha mostrado también el Gobierno es su incapacidad para implementar medidas orientadas a solucionar los problemas de desempleo, pobreza, servicios públicos, etc.
No se ha dictado una sola medida para combatir la corrupción, la cual le cuesta al Perú alrededor de 20 mil millones de dólares al año (3% del PBI). Tampoco hay una sola medida para mejorar la eficiencia del gasto público en los tres niveles de gobierno.Ni una sola medida para impulsar la inversión en el sector minero y aprovechar el alto precio de los minerales en el mercado internacional.
Ni una sola medida para que los recursos del canon sean destinados a proyectos que generen rentabilidad social. Ni una sola medida que incentive la generación de riqueza, la creación de puestos de trabajo, el que las personas puedan con sus propios medios conseguir sus fines satisfacer sus necesidades.
Ni una sola medida para ampliar la base tributaria. Por el contrario, al gobierno le ha llevado 100 días tomar el camino más fácil, elevar la presión fiscal para quienes ya pagan impuestos. Ha solicitado facultades para; elevar los impuestos al sector minero el cual ya posee una carga del 47% de sus utilidades; subir el impuesto a los alquileres de inmuebles afectando el mercado de arrendamiento del que muchos peruanos viven; limitar las deducciones de los trabajadores independientes, quienes no tienen un marco que les permita la posibilidad de deducir sus gastos como lo hacen los contribuyentes de 3ra categoría del Impuesto a la Renta.
En materia de educación, el Gobierno no ha implementado ninguna acción para rehabilitar los colegios a los cuales van a regresar nuestros niños. Actualmente 21 mil colegios no cuentan con acceso a agua potable, y el 14% de colegios usan agua de acequia.La inacción del Gobierno en estos 100 días se ha visto reflejada en el incremento de la conflictividad social. Ante estos hechos es irresponsable calificar al Congreso como obstruccionista por no darle la confianza a un Gobierno irresoluto.
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