LA MUERTE COMO ARMA DE PRESION POLITICA

Esta semana fuimos testigos una vez más del descaro con el que caviares, socialistas y progresistas pretender manipular a la población peruana, apelando, como siempre, a la mentira y la difamación; y es que no se les ocurrió mejor idea que correr cuál lobo rapaces sobre un caso lamentable, el deceso de un simpatizante de Perú libre a causa de una enfermedad crónica, y, sin importar la verdad de los hechos, utilizaron su muerte para despotricar contra sus enemigos fujimoristas, culpándolos falsamente de haberlo matado.

Y si aun eso fuera poco, pasearon su cadáver por las calles de Lima como si se tratara de un objeto de coacción contras las autoridades electorales para lograr, por la presión de las masas, lo que realmente les importa, el poder. Sin duda, un maquiavelismo zurdo elevado a su máxima miseria.

Tal ha sido la magnitud de esta perversa estrategia que la propia hija del difunto tuvo que salir a desmentir públicamente a los seguidores de Catillo: “mi papa murió por Cirrosis hepática, no estaba en el JNE, no podía ni caminar. Es mentira eso de que lo atacaron. Yo misma lo lleve al hospital desde mi casa. Los del partido se han burlado de nosotros”. Afirmó.

Efectivamente, el Minsa no tardo en ratificar lo que ya había señalado el comandante general de la PNP, Cesar Cervantes, que el simpatizante castillista, Sacarías Meneses, fue internado el 22 de junio-antes de la gresca callejera entre miembros de su partido y el grupo “La Resistencia”-y falleció el 28 de junio por una cirrosis hepática terminal.

Afirmo que no es la primera vez que estamos ante un grotesco caso de manipulación política del dolor humano, lo hicieron en noviembre de 2020 cuando utilizaron la muerte de los jóvenes Inti y Bryan para recobrar el poder que se les había arrebatado con el ascenso constitucional de Merino, lo hicieron cuando afirmaron que las 16 muertes en el último ataque terrorista en el Vraem era culpa del fujimorismo para generar miedo contra Castillo, y lo siguen haciendo ahora.

¿Ya podemos advertir entonces cuál es el modus operandi? Claro que sí, la utilización de la muerte humana como arma de presión política. Y aunque suene feo decirlo, un muerto jamás le viene mal a estos vendedores del odio y del terror, y no importa si en el intento de conseguirlo tenga que evidenciar sus carencias morales, tal y como lo hemos visto con el caso del Sr. Meneses.

Este ultimo caso tiene que ser un punto de inflexión a partir del cual se pueda echar luz sobre un entramado izquierdista que constantemente está agitando y generando situaciones de conflictividad permanente, zozobra y de fatiga social, para que se generen las condiciones que ellos creen necesarias para la toma del poder. De esto estamos más que advertidos.

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Columnista - Autor
Alejandro Muñante Barrios

Congresista de la República. Defensor a ultranza de la vida, la familia, la patria y la libertad. Somos #BancadaCeleste

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