El caso de Jhonny Depp
El pasado miércoles 1 de junio, el Jurado del Fairfax – Virginia, Estados Unidos, concedió la victoria al actor Johnny Depp en la demanda por Difamación que interpuso contra su exesposa Amber Heard. Esta acción judicial se motivó en un artículo de opinión que escribiera ella para el “Washington Post”, declarando haber sido víctima de presunto abuso físico por parte de Depp, durante el tiempo en que vivieron juntos.
La sola declaración de su exesposa Heard en el diario, sin mayores pruebas ni evidencias que sus dichos, bastaron para estropear la prestigiosa carrera del actor, quien declaró que el objetivo de su demanda, fue desde el inicio “revelar la verdad, independientemente del resultado”, un deber que tenía frente a sus hijos y las personas que lo apoyaron.
Depp fue juzgado, sentenciado y condenado sin siquiera haber sido oído, y la misma suerte habría corrido todo aquel que osaba defender el derecho de Depp a la presunción de inocencia. Este último escenario de presión se asemeja a lo vivido hace unos días cuando el periodista Jaime Chincha y feministas me atacaron en prensa y redes por haber recibido a integrantes del Movimiento por los Derechos del Hombre – MPDH, personas que como cualquier otro grupo de ciudadanos tienen el derecho a ser escuchados por sus representantes.
Nos preguntamos cuántas personas se encontrarán en la condición del señor Deep, siendo objeto de procesos judiciales sexistas y jurídicamente injustos, en donde es la culpa lo que se presume y no la inocencia, prima la implacable acusación y no el derecho de defensa. Lo más penoso es que en muchos de estos casos se trata de hombres que no tiene los recursos con los que contó el actor Depp para limpiar su nombre y obtener justicia.
Es por lo expuesto, que sin importar las críticas y ataques frenéticos de quienes creen que la justicia se imparte de acuerdo al sexo (feminismo), desde mi despacho seguiré trabajando por el bien de todo ciudadano sin distinción alguna, haciendo prevalecer su derecho a la igualdad ante la ley, porque cierta e irrefutablemente todos los seres humanos somos iguales en dignidad y derechos.
Finalmente, la victoria de Johnny Depp nos debe llevar a reflexionar sobre el tipo de justicia que queremos obtener en sociedad, una en que 1) No se criminalice al varón o a la mujer por el solo hecho de serlo, 2) Se atienda a la víctima sin importar su sexo o el sexo de su victimario, 3) Predomine la presunción de inocencia y por; sobre todo 4) ¡Se busque la verdad!
Iguales ante la ley.
¡La violencia no tiene sexo!