El mensaje al Congreso ofrecido por el Presidente nos deja más dudas que certezas. El artículo 118 numeral 7 de nuestra Constitución, señala que el jefe de Estado debe dirigirlo de manera personal y por escrito al instalarse la primera legislatura ordinaria anual. En su mensaje, le corresponde exponer de manera detallada la situación de la República, y las mejoras y reformas que juzgue necesarias para que sean consideradas por el Congreso. Creemos que este objetivo no se ha logrado, ni en la forma ni en el fondo.
Al inicio de su mensaje, apeló nuevamente al segregacionismo, al separatismo al hablar de un supuesto grupo “conservador” que se resiste al cambio en manos de un “gobierno del pueblo”. La reacción de varios congresistas no se hizo esperar, optaron por darle literalmente la espalda y hasta retirarse del Hemiciclo. No olvidemos que el mismo discurso demagógico utilizó el año pasado en su mensaje de toma de mando, frente al propio Rey de España.
Su documento fue uno de 86 páginas que llegó a los congresistas aproximadamente diez minutos antes de concluir su intervención, con una serie de datos acomodados, quizá el más resaltante sea el tema de la disminución de la pobreza.
Al respecto, cabe señalar que nuestra inflación es mayor a la del año pasado, la capacidad adquisitiva de los peruanos aún no se recupera, es menor a la época antes de pandemia; y la última encuesta de Hogares de INEI nos nuestra que, en 2021, la pobreza monetaria afectó al 25.9% de la población del país, nivel menor en 4.2 puntos porcentuales al compararlo con el año 2020 (30.1%), y la cifra de pobreza en 2021 es mayor en 5.7 puntos respecto a 2019. Según la economista Paola del Carpio, tenemos a 20 millones de peruanos en situación de vulnerabilidad. Quiere decir que 6 de cada 10 personas es pasible de volverse pobre ante cualquier shock, y mucho se debe a la falta de decisión del Gobierno.
Otra falsedad fue la referida a estar dispuesto a someterse a la justicia. Cómo entenderlo cuando su defensa técnica presenta más bien recursos para que no sea investigado. Asimismo, alude a que la prensa difunde desinformación sobre él y su familia y no las bondades de su gobierno, ignorando que la gente sale a las calles para exigirle su renuncia. Lo vimos con los gremios de transporte, agricultores, conflictos mineros, etc.
Poco antes de terminar su mensaje, se lanzaron arengas en su contra, tal como lo vinieron haciendo más temprano un numeroso grupo de ciudadanos, en señal de hartazgo.
El gobierno de Castillo parece insostenible, y nos queda a los peruanos persistir en defensa de la democracia.
¡Somos libres, seámoslo siempre!